Comprender a las personas, un paso previo a la creación de nuevas tecnologías

Barbara Paes

El año pasado, lanzamos un proyecto para ayudar a organizaciones latinoamericanas a reflexionar y aprender sobre el modo en que emplean los datos y la tecnología en sus proyectos. Como muchas organizaciones de la región operan en entornos donde la transparencia, la obligación de rendir cuentas y la democracia están amenazadas, adoptar un enfoque estratégico en materia de datos y tecnología constituye una parte importante de la creación de soluciones sostenibles. Esto significa que cuando trabajan por la justicia social, las organizaciones de la sociedad civil deben ser conscientes de por qué están aplicando determinados enfoques, cómo los diseñan e implementan y qué herramientas son más adecuadas para el contexto en que se aplican. Lee la serie completa aquí.

Una de las organizaciones que estamos apoyando es el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), un centro de formación feminista de México que trabaja en el fortalecimiento del liderazgo local y promueve la participación ciudadana. Como centro de capacitación, el ILSB desarrolla estrategias para avanzar en materia de justicia social, formando líderes comunitarios comprometidos con los derechos humanos, la igualdad de género y la participación inclusiva de personas subrepresentadas que conforman un gran sector de la  población en México. Sus programas abordan temas como el acceso de la juventud a la salud y a los derechos sexuales y reproductivos y la participación política de las mujeres, los jóvenes y los indígenas. Como parte de nuestro apoyo específico, participamos en una serie de conversaciones remotas y en un taller presencial con el ILSB; a continuación encontrarás un resumen de lo que aprendimos.

Antes de diseñar la tecnología hay que analizar el contexto

Usar datos y tecnología en el ámbito de la justicia social tiene que ver con entender la vida de las personas con las que estás trabajando y luego descubrir qué tipo de labor puedes desarrollar para servir mejor a esas comunidades. Puede que esa tarea incluya el uso de tecnología, pero puede que no. El ILSB trabaja con una variedad de grupos diferentes, cuyas vidas e identidades están determinadas por múltiples factores: origen, género, raza y etnia, y antecedentes culturales, por nombrar algunos.

Nuestras conversaciones con el ILSB han mostrado que, si bien tienen muchas oportunidades para incorporar datos y tecnología en su trabajo, la mezcla de identidades implica que deben proceder con precaución. Antes de que dediquen tiempo y recursos a desarrollar nuevas herramientas, es importante que comprendan las experiencias de las comunidades para las que trabajan.

La tecnología como un medio para un fin, no como un fin en sí mismo

Al reflexionar sobre las experiencias previas de los proyectos del ILSB, discutimos el papel de la tecnología en su trabajo. Los integrantes de su equipo hablaron sobre las formas en que el uso de la tecnología no tenía que ver solamente con la tecnología, sino con los problemas que pretendían resolver. Cualquiera que sea la forma en que la organización elija usar datos y tecnología, estos deben ser considerados medios para lograr un fin y no como el fin en sí mismo. Para el ILSB, esto significa que hay un mejor uso de la tecnología cuando es un reflejo de la misión de la organización en su conjunto.  Cuando evalúan la conveniencia de aplicar herramientas existentes o crear nuevas, buscan tener una comprensión clara de cuáles son sus objetivos. Esto incluye hacer preguntas como: ¿Por qué debería usarse la tecnología para resolver este problema? ¿Por qué debería desarrollarse una nueva plataforma? ¿Cómo se usará esta herramienta?

Guiados por estas preguntas, grupos como el ILSB y otras organizaciones pueden estar seguros de que no están construyendo tecnología per se, sino para el bien de las comunidades con las que trabajan.

Los recursos son limitados: usémoslos sabiamente

Un problema común para las organizaciones de la región son los recursos limitados. Durante nuestras conversaciones, se nos recordó que para las organizaciones de la sociedad civil el uso de datos y tecnología puede resultar muy oneroso en cuanto a recursos, por lo que debe hacerse de manera estratégica. El ILSB trabaja con muchos grupos, y todos ellos participan en proyectos de datos y tecnología de manera diferente. Para garantizar que los recursos se utilicen de manera útil para estas comunidades, el ILSB busca planificar de forma individual cada proyecto de acuerdo con las necesidades de cada uno de esos grupos.

Preservar el conocimiento interno

Al examinar proyectos anteriores relacionados con la tecnología, el equipo del ILSB señaló que para los miembros de la organización acceder fácilmente a la documentación fue complicado. La tarea de identificar lagunas en el conocimiento interno sobre sus proyectos tecnológicos afecta las evaluaciones internas. Este proceso ha alentado al equipo del ILSB a perfeccionar las formas en que documentan sus proyectos, mejorar las comunicaciones y delinear nuevas pautas comunes para los procesos internos, lo que genera una mayor memoria organizacional.

Medir el impacto es más que recolectar cifras

El ILSB trabaja con escenarios muy diferentes, desde activistas de la Ciudad de México hasta líderes comunitarios que viven en las montañas fuera de la ciudad. Nuestras conversaciones mostraron que los criterios utilizados para medir el impacto deben adaptarse a esos contextos variables. También hablamos sobre cómo medir el impacto es más que registrar la cantidad de visitas a sus plataformas. Los proyectos de tecnología pueden tener una gran cantidad de visitas (incluso pueden volverse virales), pero eso no implica necesariamente que contribuyan  al objetivo del ILSB de construir un liderazgo crítico. El desafío permanente de conocer a su público es un paso fundamental para medir su impacto de manera apropiada.

El ISLB no es el único que se enfrenta a este tipo de problemas y preguntas. A través del trabajo de apoyo e investigación, nuestro equipo en The Engine Room descubrió que al usar datos y tecnología para el trabajo de justicia social, las organizaciones a menudo enfrentan los desafíos aquí mencionados. Nuestros diálogos con el ILSB sirven como ejemplo de cómo reflexionar sobre las comunidades con las que trabajan -incluidas las formas en que estas comunidades pueden o no usar la tecnología, es un proceso que prepara a las organizaciones para tomar decisiones sobre datos y tecnología de manera más estratégica.

Ilustrado por Matilde Salinas.

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